Cada cierto tiempo, los medios de comunicación hacen eco de noticias sobre cómo las nuevas tecnologías y su uso excesivo llegan a provocar patologías, adicciones y trastornos a los usuarios. Ser adicto al móvil o vivir enganchado a internet son las consecuencias mas perjudiciales de las que más se habla y las que más tememos padecer.
La Nomofobia o miedo a no llevar el teléfono encima afecta al 53% de los usuarios
No hay más que echar un vistazo a las calles de cualquier ciudad, para darnos cuenta del alto porcentaje de personas que van caminando de forma vacilante y con la cabeza agachada, absortas en sus móviles. La necesidad de estar conectado a la red, enviar mensajes, jugar, chatear… se ha apoderado de gran parte de la población.
Este fenómeno ha sido bautizado con el nombre de «NOMOFOBIA» o miedo a no estar conectado al móvil. También se habla de otras patologías similares, como la tecno ansiedad o tecnostress, el síndrome de la vibración fantasma, entre otras, que son claros signos de la dependencia tecnológica de muchos usuarios.
Otra palabra que comienza a sonar en relación con la dependencia tecnología es el “PHUBBING”. El termino “phubbing” es una combinación de las palabras inglesas phone (telefono) y snubbing (menospreciar), y así es como se ha bautizado al comportamiento de muchas personas que durante una reunión ignora a todo aquel que les rodea y presta más atención al móvil u otros aparatos electrónicos que a las personas. Con la posibilidad de mantenerse conectado a Internet a cualquier hora y en cualquier lugar desde el móvil, se ha generalizado ésta práctica obsesiva que muchos realizan sin apenas darse cuenta.
Según diversos estudios sobre la adicción al móvil y dependencia tecnología, muchos usuarios son incapaces de salir de casa sin él, y en caso de haberlo dejado en casa, manifiestan tener un deseo irrefrenable de volver a por el móvil. Incluso hay quienes comentaron sentirse ilocalizable cuando se quedaban sin batería en el móvil. La nomofobia es un problema más serio de lo que parece, y se manifiesta con síntomas como ansiedad, inquietud, malestar general, enfado , ocultación y/o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima.
Según los expertos que realizaron investigaciones sobre la nomofobia:
«El 50 por ciento de los encuestados reconoce que nunca apaga el teléfono móvil, la mayoría para estar en contacto con familiares y amigos y, solo un 10 por ciento por trabajo».
Añaden que la dependencia del móvil puede llegar a convertirse en el peor de los casos en un grave problema de adicción de las denominadas adicciones sin drogas. Los adolescentes son el colectivo más vulnerable a sufrir éstos nuevos casos de dependencia tecnológica, ya que el patrón actual de socialización y relación entre iguales ha cambiado desde hace una década atrás. Según los expertos:
«Los mensajes de móvil y chat predominan en la forma de interactuar de los jóvenes, y por lo tanto, sin ordenador ni móvil el apagón comunicativo es casi total».
Para evitar caer en esta dependencia o reducirla, se aconseja apagar el móvil por la noche a partir de una hora determinada, y si es posible, dejar el terminal en una habitación distinta de la que nos encontremos, empezando por periodos de 10 minutos e ir aumentando este tiempo de forma paulatina. De este modo, los adictos al móvil podrán llegar a ser capaces de dejar el móvil en casa sin sentir ansiedad ni miedo.
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